Con la ayuda de su marido, Mía Sanz comienza su propio negocio: un spa que ofrece masajes terapéuticos. Sin embargo, el celoso hombre conoce bien a su esposa, y le pide encarecidamente no coquetear con los clientes. Desafortunadamente para él, Mía es tan puta que es capaz de dar masajes con final feliz solo por gusto. Su hijastro es su primer cliente.